miércoles, 28 de diciembre de 2011

¿Qué es una inocentada?

¿Qué es una inocentada?, dices mientras clavas tu pupila el la pupila azul del presentador del telediario. ¿Qué es una inocentada? ¿Y tú te lo preguntas? La inocentada... eres tú.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El bebé en el autobús

Yo fui el único que se dio cuenta. La mujer entró en el autobús, que yo también cogí temprano para ir de compras, con su carrito de bebé y lo situó a mi lado. Antes de que se cerrasen las puertas le dijo a su hijo, que no debía más de un año o año y medio:
-Cariño, que pases un buen día en la guardería. Aquí te dejo el “bonobús” para que piques a la vuelta. Te espero a las dos y media, no te vayas a entretener por ahí, tesoro.
Le dio un beso y salió por la puerta del autobús.
-¡Eh! Oiga…
No me oyó. Tampoco pareció hacerlo ninguna persona más de las que aquel día ocupaban la línea circular C2. No me extraña, mi voz es débil y apocada. Pese a mi carácter solidario y altruista no me gusta meterme en líos así que en cuanto pude me separé del carrito con el bebé y tomé asiento, eso sí, sin perder de vista lo que podría pasar con un bebé abandonado a su suerte en el autobús, dispuesto a testificar ante el conductor, al policía o el mismísimo responsable de objetos perdidos de los transportes urbanos de Sevilla que una mujer se lo había dejado “olvidado”.
Sin embargo el bebé parecía pasar inadvertido. Todo el mundo iba a lo suyo: hablando unos con otros, leyendo, escuchando sus eme-pe-tres… El caso es que tan solo de vez en cuando alguien le prestaba atención, pero no para darse cuenta de que estaba desamparado y desatendido (salvo por mi atento respaldo) sino para hacerle carantoñas y monerías que el bebé reía con gracia. En cuanto llegaban a su parada se bajaban sin más. Yo no lo hice, dejé las compras para otro día y me quedé en mi asiento aun a riesgo de parecer uno de esos locos que dan vueltas y vueltas a la ciudad. Tenía la obligación moral e íntegra de salvaguardar su seguridad, aunque bien es cierto que después de unas cuantas paradas me quedé dormido.
Cuando desperté el bebé seguía allí. No se había movido de donde su madre la había abandonado aunque, por otra parte, ¿cómo podría haberlo hecho? Miré el reloj, habían pasado tres horas. Al no ser ya hora punta el autobús estaba menos concurrido, lo cual podría provocar que por fin alguien se diera cuenta de que había un niño pequeño totalmente perdido y en peligro. Cuando el autobús estaba casi vacío alguno miraba extrañado al bebé. Escuché a dos mujeres sentadas delante de mí hablando sobre él:
-¿Has visto a ese bebé?
-Sí, que guapo, ¿verdad?
Pero nadie, aparte de mí, le prestaba ayuda. Así fueron pasando las horas hasta que dieron las dos y media y llegamos otra vez, como tantas veces aquel día, a la parada donde la mujer abandonó al crio. Allí estaba ella de nuevo, se subió y dio un beso a su bebé:
-¿Has tenido un buen día en la guardería, tesoro? Bueno, pues ahora a casa a almorzar –y se aperaron.
Me pregunto si la madre se enteraría de que su hijo se había saltado las clases de la guardería durante todo el día. Preferí quedarme callado y no meterme en líos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Novedades en el Monasterio

Era un martes cualquiera en el Monasterio de Santa María y San Andrés. Las monjas apostadas en largas hileras en dos mesas igualmente largas se disponían a comer una austera sopa de ajo. Todas estaban en silencio dándole las gracias al Señor por los alimentos y rogándole para que esta vez la Hermana Teresa no hubiese confundido la sal con el azúcar. En ese momento, la Madre Superiora que se encontraba presidiendo una de las mesas se puso en pie y en voz alta dijo:
-Queridas hermanas. Sé que el voto de silencio nos impide hablar a no ser que sea absolutamente necesario, pero quiero anunciaros algo muy, muy importante. Hemos recibido una nota esta mañana avisándonos que tenemos una visita. Así que espero que todo el monasterio esté preparado a las cuatro y media de la tarde, limpio y con los hojaldres, los mejores hojaldres que podáis, ya preparados. Nada más y nada menos que Dios va a visitarnos, y a esa hora tiene anunciada su llegada a nuestro humilde hogar. Eso es todo, podéis continuar con la comida.
La Madre Superiora volvió a sentarse, se santiguó y comenzó su sopa aliviada al comprobar que no sabía dulce. El resto de monjas se miraron las unas a las otras y, al ver que ninguna hacía ningún comentario al inesperado anuncio de la Madre Superiora, comenzaron también a comer sin mostrar sorpresa alguna. Al fin y al cabo a parte del voto de silencio guardaban un voto de indiferencia.
La Hermana María, la monja más joven del monasterio con 57 años, era la encargada aquel día de limpiar los platos. Ella los secaba mientras la Hermana Berta enjabonaba y la Hermana Dolores enjuagaba.
-¿Creéis que la Madre Superiora nos está poniendo a prueba? –se atrevió a decir la Hermana María.
Las otras dos monjas se miraron y la Hermana Berta puso el dedo índice en la boca advirtiéndole a la Hermana María que se callase y llenándose el bigote de jabón.
-O eso o ha perdido la cabeza –volvió a decir la Hermana María.
La hermana Berta, que había terminado de enjabonar, se secó las manos, miró al techo, se santiguó y se marchó de allí para no escuchar más las blasfemias de la Hermana María.
-¿Y tú no dices nada? –dijo la Hermana María refiriéndose a la Hermana Dolores.
-Será lo que Dios quiera –dijo la Hermana Dolores en voz baja.
-¿Y qué pasara cuando mañana sean las cuatro y media de la tarde y aquí no se presente nadie? Habrá más bajas en la congregación que cuando lo de las fotos de aquellos monaguillos.
La Hermana Dolores no dijo nada y siguió enjuagando platos. Finalmente le entregó el último cubierto a la Hermana María y dijo:
-Tienes razón, tenemos que hablar con la Madre Superiora. Te espero en la puerta de su habitación después de la oración. Seca eso bien, no quiero que… quiero decir… si viniera…
Aquella tarde la oración en la capilla estuvo mucho más concurrida que de costumbre. Parecía como si el anuncio de la Madre Superiora hubiera despertado el afán por rezar. La Hermana Dolores se puso de rodillas y pidió por que la Madre Superiora entrara en razón A las pocas horas Hermana Dolores y la Hermana María se encontraron en la puerta de la habitación de la Madre Superiora. La Hermana María, que era más lanzada debido a su juventud, fue la que llamó a la puerta. Nadie contestó, así que mientras que la Hermana Dolores se encogía de hombros y disponía a marcharse la Hermana María volvió a llamar.
-Con su permiso Madre Superiora.
-Adelante –se oyó del otro lado de la puerta.
La Hermana María giró el pomo y entró a la habitación de la Madre Superiora. Era una habitación un poco más grande que la de las otras monjas, pero igualmente sobria. La Hermana Dolores se quedó en un segundo plano mientras la Hermana María tomaba la palabra y se dirigía a la “jefa” de la congregación que se encontraba en su escritorio tomando algunas notas con su pluma.
-Madre Superiora, sé que esto es muy irregular, pero si no pensase que nuestra congregación está en peligro no me atrevería a venir a su habitación a hablar con usted.
-¿Qué ocurre Hermana? Me está asustando.
-Es por lo de la visita. La visita de Dios…
-Pues dime Hermana, ¿qué es lo que te angustia? ¡Ya sé! Será que piensas que la visita se nos puede subir a la cabeza. Creo que debemos tener los pies en el suelo y no sentirnos superiores porque Dios venga a vernos a nosotras…
-No, disculpe, pero no es eso. Es que no creo que vaya a venir.
La Madre Superiora abrió mucho los ojos y se levantó de la silla.
-¿Acaso dudas de la existencia de Dios, jovencita?
-No Madre, en absoluto. De lo que dudo es que vaya a venir mañana, aquí, a las cuatro y media de la tarde.
-¿Cree que existe pero no que pueda venir aquí?
-Madre, nos dijo que la habían avisado a través de una nota. ¿No puede ser que se tratara de una broma y que alguien la dejara para tomarnos el pelo? –dijo por fin la Hermana Dolores
-¿Tampoco usted cree que vaya a venir, Hermana Dolores? La tenía por una de nuestras beatas más… beatas.
-Y lo sigo siendo Madre, pero tampoco creo que Dios vaya a venir aquí mañana.
-Con actitudes como la suya seguro que no. Les recuerdo que Dios es omnipotente, es decir, que todo lo puede y si le da la real gana se presenta aquí a las cuatro y media e incluso nos trae unas pastitas. Además deberíais tener en cuenta que guardáis un voto de obediencia, no pienso permitir que dos compañeras incrédulas nos estropeen el día. Si perdemos la fe, si tan solo una de nosotras deja de creer, Dios no vendrá. Márchense y ya veré que hago con ustedes.
La Hermana Dolores y la Hermana María salieron de la habitación de la madre superiora y cerraron la puerta con sumo cuidado para no hacer ruido. La Hermana María resopló mientras negaba con la cabeza.
-Es inútil.
-Sí, pero es la Madre Superiora –contestó la Hermana Dolores saltándose con ello el voto de benevolencia.
La Hermana María se encerró en su habitación y mientras leía la Biblia esperó la decisión que tomaría la Madre Superiora. Antes de la hora de acostarse introdujeron un sobre por debajo de su puerta. Se levantó a recogerlo y leyó con impaciencia.

Estimada Hermana María:
Hoy martes 6 de diciembre de 2011 se presentó usted en la habitación de la Madre Superiora para hablar con ella. Durante la conversación usted expuso sus dudas acerca de que Dios se pudiera presentar mañana en nuestro Monasterio de Santa María y San Andrés a hacer una visita a nuestra congregación.
Este hecho está tipificado como falta según el artículo 37 del vigente convenio provincial de monjas cistercienses, que contempla en su apartado a) como faltas leves: “poner en entredicho la existencia de Dios”.
Por lo tanto la Dirección ha decidido calificar esté comportamiento como falta leve e imponerle la sanción de suspensión de empleo y sueldo durante 1 día que deberá cumplir desde el 7 de diciembre de 2011 hasta el 7 de diciembre de 2011, ambos inclusive.
Deseamos y confiamos que esta sanción servirá para reflexionar y corregir los hechos antes descritos, en evitación de reiteración y mayores consecuencias.
Atentamente, la Dirección.

La Hermana María metió la amonestación el sobre, la guardó en el cajón de la mesa donde solía almacenarlas y se acostó. A la mañana siguiente salió del Monasterio temprano para coger el primer autobús. Se bajó en la parada más cercana a la casa de una amiga y paró a desayunar en un bar. En la televisión estaban repitiendo un programa de divulgación que la Hermana María escuchó atenta:
-La relación con Dios quien mejor la explicó fue Laplace. Napoleón le llamó y le dijo “oiga, me ha interesado muchísimo su teoría del equilibrio de los cuerpos celestes, ¿pero lo ha consultado con Dios?” y Laplace le contestó “esto no, porque esto ya lo he demostrado yo, ahora todo el resto… eso consúltelo con Dios” –contaba Eduard Punset con una sonrisa.
Cuando el camarero le preguntó que quería para desayunar ella contestó que una tostada con jamón del bueno.

martes, 29 de noviembre de 2011

Última noticia juicio Marta del Castillo


MIGUEL CARCAÑO VENDE PARTICIPACIONES DE LA LOTERIA DE NAVIDAD EN EL JUICIO QUE LE INCULPA DE LA MUERTE DE MARTA DEL CASTILLO

Sevilla, 29 nov (Europa Press).- El acusado de la muerte de Marta del Castillo, Miguel Carcaño Delgado, ha sorprendido hoy a propios y extraños durante el juicio que intenta esclarecer los hechos acaecidos la tarde-noche del 24 de enero de 2009 y que acabaron con la vida de la joven sevillana. Mientras abogados, magistrados y demás comparecientes en el juicio se tomaban un receso, el acusado ha aprovechado para colocar algunas participaciones de la Lotería de Navidad del número 17.528.
“Sé que he causado un gran dolor a la familia, por eso he pensado que podía venderles estas papeletas para que por lo menos, si toca, pudiera aliviar algo ese dolor” ha declarado Miguel ante los periodistas interesados en lo que estaba haciendo con todos esos “papelitos”.
Los asistentes, exceptuando los familiares de la víctima, han tomado la iniciativa como “un gesto de buena voluntad” y así, el juez instructor del caso, ha comprado un total de 5 participaciones a dos euros cada una, la misma cantidad que han adquirido los miembros de la fiscalía y de la abogacía.
Por su parte los padres de Marta han afirmado que “la venta de participaciones de Lotería de Navidad en el juicio de algo tan serio como la muerte de una persona es una provocación más de Miguel Carcaño y sus cómplices”, aun así han comprado 2 papeletas, "¿Y si toca?" ha manifestado el padre de la víctima.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Paul XVII

Pensaba que iba a ser una noche más en el bar de Jimy pero el destino me esperaba en su mugrienta barra. Puede que no fuese el establecimiento más limpio de la ciudad, no obstante pocos podían competir con el precio de sus copas, así que me senté en el taburete de madera de abedul que tenía mi nombre. El bullicio apuntaba a que esa noche no era una noche corriente: hoy había futbol. Intenté ignorar ese hecho de la única forma que sabía hacerlo.
-Jimy, ponme un whisky doble, etiqueta roja.
-¡Marchando!
Delante del televisor un grupo de garrulos, atiborrándose de cerveza y ataviados con las bufandas de su equipo, esperaban ansiosos, entre gritos, a que soltaran al pulpo. Como anunciaba la pantalla, era un momento especial ya que estábamos ante el decimoséptimo descendente del pulpo Paul. En el momento en que lo sacaron de la jaula gente empezó a jalear hasta que Paul XVII alcanzó una de las banderas con gran decisión.
-¡Gooooooooooooooool! –gritaron todos al unísono entre abrazos.
Justo a continuación empezó el partido, un mero trámite, el puto pulpo ya había decidido el resultado. Desde hacía años ponerse a ver el partido era como ver una jodida actuación del pulpo en diferido, por eso la gente dejó de prestar atención a la pantalla cuando sacaron de centro.
-Puto cefalópodo… –se me escapó en voz alta.
Un tipo borracho pidiendo otra cerveza a mi lado me miró. Normalmente el bar de Jimy es lo suficientemente oscuro para que nadie me reconozca, pero esa noche con la tele encendida la cosa era diferente.
-¡Eh! ¡Oiga! Usted es…
Sin contestar ajusté la gorra que me tapaba un poco el rostro y volví a mi Johnny Walker con hielo.
-No disimule, ¡usted es “Boquerón” Montero! Todavía está jodido por culpa del pulpo ¿eh? –dijo dándome un golpe con su hombro.
-No sé de qué está hablando –contesté secamente.
-Vamos amigo, ¿por qué no se toma una cerveza con nosotros mientras celebramos la victoria de nuestro equipo? –dijo rodeándome la espalda con el brazo.
Le agarré de las solapas de su camisa y en voz baja le dije:
-Escúchame. Yo no soy tu amigo, no sé quién es ese “Boquerón” y no me gusta que me toquen. ¿Entendido?
-¡Eh tú! Tranquilo o te tendré que echar –dijo Jimy, que se había percatado de la situación, desde detrás de la barra-. Y tú, no te equivoques, este no es “Boquerón” Montero, qué más quisiera él. ¿Tú crees que “Boquerón” vendría a tomar algo a este bar? Por mucho que me duela reconocerlo…
-Tienes razón –dijo el hincha borracho tras pensarlo unos instantes-, perdona por la confusión, pero tampoco te tenías que poner así, capullo.
-¡Basta! –gritó Jimy- Tengamos la fiesta en paz.
-Por mí no hay problema –dije y volví a mi whisky.
Creí que había esquivado por una vez al destino pero… ¡qué equivocado estaba!. A los pocos segundos del incidente otro tipo que estaba sentado al otro lado de la barra se acercó a mí y me dijo en voz baja.
-Oiga, a mí me lo puede decir.
-¿Decirle el qué?
-Que es usted “Boquerón” Montero.
Mire a Jimy y éste me dijo:
-Tranquilo, es un cliente de confianza.
-Está bien, sí lo soy –admití por fin tras pegarle un buen trago a la copa.
-Me llamo Manuel y le vengo observando desde que llegó –dijo tendiéndome la mano-, yo era un gran admirador suyo.
-Pensé que después de diez años de haber dejado el futbol la gente se habría olvidado de mí.
-Cómo olvidar sus goles, los títulos y… por qué no decirlo, la forma en la que se retiró.
-La prensa lo contó la historia como le dio la gana. No se crea ni la mitad.
-¿Y por qué no se la cuentas tú? –dijo Jimy mientras fregaba unos vasos.
-No me apetece.
-¡Oh! ¡Vamos! Me encantaría oír esa historia de parte de su protagonista –insistió Manuel.
Ambos me miraron mientras me hacía el loco y daba otro buche a mi whisky.
-Si se la cuentas invita la casa –dijo Jimy.
-Allá voy -dije-. No me cuesta admitirlo: odio el futbol. Lo odio con toda mi alma y el origen de ese odio está muy claro: el puto pulpo Paul y toda su jodida descendencia. Porque, reconozcámoslo, al principio hacía gracia eso que el pulpo acertase el resultado de todos los partidos de futbol pero cuando llevaba, no sé, ¿500 partidos acertados?, la cosa se puso seria. La gente empezó a pensar que el futbol estaba amañado y otros mientras tanto consideraban a Paul una especie de Dios. Pero bueno, esa es otra historia. Todo iba más o menos bien cuando el pulpo elegía a mi equipo como ganador, la cosa era un poco aburrida pero ganábamos siempre y me sobraba el dinero. Era una vida fácil. Como ganadores pensábamos que simplemente el pulpo acertaba lo que iba a pasar, no que prefijase un destino. Nos elegía porque éramos los mejores, sin más. Pero llegó aquel partido…
-Y el pulpo dijo que ibais a palmar –se adelantó Manuel.
-Sí, precisamente en la gran final, contra un equipo ante el que éramos claramente favoritos. Yo me tomé la elección del pulpo como un acicate, una forma de demostrar que lo del pulpo era una chorrada, si prefiere verlo desde un punto de vista romántico, una lucha contra el destino. La cosa no fue nada bien, durante la semana nuestros mejores jugadores se fueron lesionando uno a uno y, para colmo, el día anterior del partido falleció mi padre.
-¡Coño con el pulpo!
-Quiero pensar que el pulpo no tuvo nada que ver, al fin y al cabo mi padre murió de cirrosis. El caso es que estuve a punto de renunciar a jugar el partido pero finalmente decidí jugar a pesar de haber perdido a mi progenitor hacía unas horas escasas. Seguíamos siendo favoritos aunque hubiéramos perdido a muchos jugadores ya que, no nos vamos a engañar, yo seguía siendo el mejor jugador de la liga de largo. El caso es que el partido fue más competido de lo que cabría esperar y las oportunidades escasearon. Yo no dejaba de pensar en mi padre y en que quería dedicarle la victoria y que quería marcar un gol para dedicárselo a la puta madre del pulpo. En el último minuto, con empate a cero, Renatinho metió un pase que me dejó solo delante del portero, lo drible con un sutil toque de pelota y me planté delante de la portería vacía. Un simple toque dejaría en evidencia al pulpo y a todos los que creían en él, dejaría claro que el destino no está escrito, que todos podemos decidir por nosotros mismos y conseguir lo que nos propusiéramos. Era, en mi opinión, un momento cumbre de la humanidad… pero fallé. Increíblemente fallé con la portería vacía y el balón se fue fuera. Nunca me ocurrió nada igual. Luego vinieron la tanda de penaltis donde perdimos fallándolos todos, los homenajes al pulpo y mi retirada definitiva del futbol. No tenía sentido seguir en algo en donde en unos años la gente se preguntaría por qué se llama futbol a un deporte en el que un pulpo elige una bandera.
-Entiendo –dijo Manuel-. Por cierto, hablando de destino, aquí tiene mi tarjeta. Me gustaría que mañana mismo pasara usted por mi consulta.
-¿A su consulta? ¿Para qué?
-No solo me fijé en un usted porque me recordara a “Boquerón” Montero. Tiene usted signos en su piel que indican que padece la misma enfermedad por la que falleció su padre. Le recomiendo que deje ese Whisky. Le veo mañana.
El Doctor Manuel Rodríguez Gallego pagó su cuenta a Jimy y se fue.

jueves, 13 de octubre de 2011

Encuentro en bici

El muñeco verde comienza su cuenta atrás y el paso de cebra abarrotado de gente no deja mucho sitio para mi bici. Por el único hueco que queda avanzo lentamente y veo que una chica se acerca en otra bici en sentido contrario. Giro el manillar a la izquierda y ella también, intento evitarla girando a la derecha. Intento esquivarla pero es inútil, nuestras ruedas parecen dos imanes que se acercan sin remedio, pareciera como si hubieran puesto un enorme espejo en medio del paso de cebra y solo viera una réplica de mis movimientos. A apenas 5 centímetros no tengo más remedio que parar. Ella también lo hace, me sonríe y se vuelve a montar en la bici dejándome a su izquierda por fin sin peligro de colisión. Me vuelvo para mirar como se aleja mi chica-reflejo. Los coches comienzan a pitar.

martes, 11 de octubre de 2011

Paranoia

Tienen fotos de todos y cada uno de nosotros. No me preguntéis de dónde las han sacado pero cuando llamamos o nos llaman e introducen nuestros datos en su ordenador ahí la tienen, es como una foto carnet pero de cuerpo completo. Salimos muy serios y, la mayoría, bastante desfavorecidos. Entonces te hablan de alguna oferta o les dices que te quieres dar de baja en algo o que quieres cambiarte el número de cuenta, da igual, te dicen “mantengase a la espera Don Zacarías”. A mi cuando me dicen Don Zacarías me viene una imagen de mi mismo con un bombín o incluso con un frac. Pensaba que era mi imaginación, una simple asociación de palabras, pero no. Te ponen la musiquita de espera y comienzan a retocar tu foto de forma cutre, con el paint, no tienen tiempo a ser demasiado detallistas ya que tienen que atender más llamadas y no quieren tenerte demasiado tiempo a la espera. Mientras te dibujan el frac, el smoking o el bombín, tú los vas imaginando en tu mente. Se podría considerar que estamos ante una imaginación subliminal o que están adivinando qué estás imaginando... no sé, es todo muy raro. Cuando cuelgas y te dicen “encantado de atenderle Don Zacarías” tu foto retocada desaparece de su pantalla (y cuando se desvanece de la pantalla lo hace también de tu mente), hasta que vuelva a llamar alguien y aparece la foto de la siguiente "victima".

lunes, 10 de octubre de 2011

Taxi

Posibles situaciones totalmente probables que podrían darse en el programa Taxi de Canal 2 Andalucía:
  1. Que cuando Manolo le pregunte a los concursantes que a dónde van ellos contesten que al tanatorio, a un velatorio.
  2. Que nada más montarse el concursante le diga a Manolo "siga a ese coche".
  3. Que los concursantes le digan a Manolo que no tienen tiempo de contestar chorradas y que se de prisa porque van a perder el avión.
  4. Que se monte un secuestrador que le ponga un cuchillo en el cuello a Manolo mientras va contestando las preguntas. Tiene que tener buen pulso para no cortarle la yugular cuando toque fanfarria.
  5. Que se monte una mujer con su marido que está de parto y quieren que los lleven al hospital y se deje de rollo.
  6. Que paren el taxi un grupo de sordomudos.
  7. Que los que se monten en el taxi vayan borrachos o drogados, por eso pillan un taxi, son responsables.
  8. Que quien se monte en el taxi pida a Manolo que vaya a las 3.000 viviendas, le pida que pare el taxi un momento que va a cogerlo de vuelta (iba a pillar).
  9. Que se monten un grupo de guiris que no saben hablar nada en español.
  10. Que una mujer descubra mientras ve el programa por la tele que su marido iba a un puticlub.
(Gracias a Juanjo y Rosa)

sábado, 8 de octubre de 2011

La chica de la terraza

Cualquiera que te viera sola sentada en aquella terraza con el libro en la mano pensaría que eres una chica interesante y se acercaría a conocerte. Tienes facciones dulces, ojos grandes de mirada azucarada, el pelo recogido excepto dos rizos que juguetean por tu frente dejan ver tu precioso cuello de cisne. Bebes el té a pequeños sorbos mientras nos esperas y, como el sol se está escondiendo detrás de aquel edificio, te pones de nuevo la chaqueta. Como digo cualquier hombre se acercaría a darte calor ya que, si no reparamos en el detalle de que el libro es de Paulo Coelho, pareces interesante.

martes, 27 de septiembre de 2011

Estatuas ecuestres

Su significado:
- Si el personaje va sobre un caballo con todas las patas en el suelo es que murió por muerte natural. Por ejemplo le cayó un rayo o un meteorito encima.
- Si el caballo tiene una de las dos patas delanteras levantadas es que el personaje retratado falleció por las heridas recibidas en el campo de batalla. Por ejemplo se resbaló con una bala de cañón y se torció el tobillo complicándose posteriormente con una tuberculosis o un salivazo de un enemigo le contagió una enfermedad de transmisión sexual.
- Si el caballo tiene las dos patas delanteras levantadas el personaje plasmado murió durante una batalla. Por ejemplo fue atravesado con una espada a la altura del flexo solar o fue atravesado con una lanza a la altura del flexo solar.
- Si el caballo, además de las dos patas delanteras, tiene una de las patas traseras levantadas, aparte de tener mucho equilibrio, significa que el personaje que aparece esculpido murió por causas que aún se desconocen. Por ejemplo fue abducido por unos extraterrestres aficionados a hacer recetas de “El Bulli” con carne humana o atravesó un agujero negro mientras se comía un bocata de lomo con queso.
- Si el caballo no tiene ninguna de las patas apoyadas en el suelo nos encontramos ante el caso más extraño de todos. En ese caso el personaje falleció sin haberse hecho una cuenta en Facebook.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Don Braulio

-Pues no sé qué le vamos a poner ahora.
Realmente como cuidadoras habían descuidado totalmente la ropa del octogenario señor Braulio, al que acababan de bañar. Antonia se acercó al armario donde colgaban como esqueletos las desoladas perchas.
-¿No hay nada limpio? –dijo Antonia.
-Nada de nada –respondió Ana.
-¿Y esto?
Antonia señalaba la única prenda que quedaba en el armario: la antigua toga de juez de don Braulio.
-No creo que sea apropiado –dijo Ana.
Pero Antonia no era de su misma opinión y descolgó la toga del armario:
-No tenemos otra cosa y cuando venga su hija ya tendremos la ropa limpia. No te tienes que preocupar de Don Braulio, el pobre no se entera de nada.
Así pues, mientras Ana ayudaba a don Braulio a ponerse de pie, Antonia le ponía su antigua toga de juez.
-La interna que estaba antes en la casa me contó que en tiempos de Franco dictó unas cuantas sentencias de muerte –le contó Antonia que siempre solía contar a Ana algún aspecto escabroso de la vida de Don Braulio.
Ana la miró reprobándola.
-Bueno, Don Braulio. ¡Pero qué guapo está usted con la toga! Llévalo al espejo para que se vea Ana, que voy a traer una cosa.
Ana acercó al espejo a Don Braulio que abrió enormemente sus ojos azules y se quedó mirando como intentando reconocer al tipo que tenía delante. Antonia vino a los poco segundos con una pequeña maza típica de juez.
-La encontré el otro día en uno de los cajones.
-Estás loca –dijo Ana riéndose.
-Parece otro ¿eh? Fíjate como se mira en el espejo. ¿Está usted contento Don Braulio? Tome la maza que es lo que le falta. ¿Cómo declara al acusado? ¿Eh? ¿Don Braulio?
La contestación de Don Braulio hizo que Ana y Antonia dieran un respingo:
-¡Culpable! ¡Culpable! ¡Culpable!
Era la primera vez que hablaba en tres años.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Llantoterapia

Se conoce como llantoterapia a una estrategia o técnica psicoterapéutica tendiente a producir beneficios mentales y emocionales por medio del llanto. No puede considerarse una terapia, ya que no cura por sí misma enfermedades, pero en ciertos casos logra sinergias positivas con las curas practicadas. Se trata en general que las sesiones de llantoterapia se practiquen en grupo aprovechando el contagio de persona a persona, ya que llorar en grupo no es lo mismo que hacerlo solos: de esta forma el efecto grupal estimula a los que normalmente no llorarían.

Es importante aprender a llorar de uno mismo, de las capacidades limitadas del ser humano y de la vida.

La sociedad enseña a llorar de los demás en lugar de hacerlo con los demás. La llantoterapia ayuda a dramatizar las situaciones de la vida, desarrollando el espíritu competitivo y pesimista. Por eso las personas que realizan llantoterapia aprenden a tener una visión más realista, de su entorno y de sus posibilidades.

Lo básico que se debe hacer es llorar un minuto durante tres veces al día. Aunque eso parezca muy poco es lo esencial para que una persona tenga una mayor calidad de vida, siendo el llanto la mejor medicina preventiva sin ninguna contraindicación.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El día que explotó la Coca-Cola

A Isabel le encantaba la Coca-Cola bien fría y con una rajita de limón, siempre se tomaba una en cuanto llegaba del trabajo, por eso Roberto en cuanto llegó del supermercado lo primero que hizo fue meter la botella de 2 litros dentro del congelador. Luego fue a su habitación, se cambió de ropa y se tumbó en el sofá a ver la tele. Era raro que Isabel no hubiera vuelto todavía, pero era posible que se hubiera retrasado un poco en el trabajo. La película de boxeo acabó sin que se celebrase el combate final, no debían de tener suficiente presupuesto. Apagó la tele y se levantó a coger el móvil por si Isabel le había enviado algún mensaje. Tenía uno en el que Isabel le avisaba de que tenía mucho trabajo y llegaría tarde. No sabía por qué no lo había llegado a escuchar.
Roberto fue a la nevera a coger una cerveza y observó con cierta preocupación que había olvidado comprar limones, con lo que el placer de Isabel tras llegar del trabajo no iba a ser completo. Estuvo a punto de salir él pero le daba pereza cambiarse de nuevo así que decidió llamar a Isabel al trabajo.
-¿Cómo? ¿Qué Isabel se fue hace dos horas? No, no… Está bien, es que me había dicho que llegaría más tarde… Aha. Bueno, muchas gracias, sí, debe estar al llegar.
Roberto volvió al sofá, pero esta vez no tenía ánimo de tumbarse y se quedó sentado con el móvil en la mano. Llamó a Isabel, no le cogió. Encendió la tele. Encendió un cigarrillo. Después de pensarlo unos instantes llamó a Juan.
-Hola Juan. ¿Qué tal? Pues nada, aquí en casa, ¿y tú? Aha. Oye, una cosa, ¿está Isa contigo? No, he llamado al trabajo y me dijeron que se fue hace rato. Sí, sí, no me preocupo, debe estar al llegar. Es verdad, je, je. Sí, a ver si nos vemos el finde. Bueno, te dejo.
De vuelta a la cocina sacó la bandeja de filetes de pollo, los salpimentó y puso a calentar la sartén. Por la ventana de la cocina pudo ver cómo estacionaba el coche de Juan y cómo se bajaba de él Isabel. Cuando ella se inclinaba hacia el interior del coche, Roberto escuchó la explosión. Había olvidado por completo la Coca-Cola en el congelador y la física había hecho el resto.

jueves, 25 de agosto de 2011

Truco para sorprender

Para dejar impresionado a un amigo lo mejor que puedes hacer es enseñar tu contrato de trabajo indefinido. Como es poco probable que lo tengas y hay gente que no se deja impresionar fácilmente he aquí un método infalible con el que dejaras con la boca abierta al menos pensado.

Ve a casa de tu amigo con un folio en blanco y un bolígrafo y llama a su timbre. Espera un tiempo prudencial y vuelve a llamar hasta que tu amigo se despierte totalmente de su siesta. Éste, confuso y somnoliento, abrirá la puerta. En ese preciso momento aprovecharás para mirarle de forma desafiante y decirle “te reto”, “te reto en TAU” o alguna formalidad similar. Aprovecharás su confusión para introducirte en su salón o su salón-comedor y extenderás el folio encima de la mesa. A continuación dibujarás con el bolígrafo 4 líneas sobre el folio de la siguiente manera:

Entonces tu amigo comprenderá que le estás desafiando al milenario y ancestral juego del tres en raya. He aquí que tu amigo ignora que has leído esto o que has pasado años de tu vida encerrado en tu habitación buscando la estrategia perfecta para este juego. Comenzarás tú, para no darle la oportunidad a tu amigo de reaccionar. Por supuesto comenzarás en el centro:

Una vez le hayas dejado el bolígrafo a tu amigo y –esta es la parte más peligrosa- no te haya atacado con él te concentrarás mentalmente para que tu amigo no dibuje su círculo en una de las esquinas, sino que lo haga en un lateral, para ello si ves que dirige el instrumento estilográfico hacía una de las esquinas preguntarás inquisitivamente “¿estás seguro?”. Una vez dibuje su ridícula circunferencia imperfecta en un lateral se hallará totalmente perdido ante tu estrategia. A continuación harás el siguiente movimiento aprovechando que ha dejado la esquina libre:

A partir de aquí tu pobre y perdedor amigo solo podrá intentar evitar inútilmente que hagas 3 en raya:

Tu tomaras la esquina oportuna para dejar totalmente al iluso de tu amigo, que aún mantiene las vanas ilusiones de ganar o, al menos, empatar, con un palmo de narices:

Ahora da igual donde intente colocar su inútil circulito ya que tienes dos posibilidades para ganar. Pondremos por ejemplo que intenta cubrir el 3 en raya inferior:

Una vez hayas vencido y mientras tu amigo esté todavía pensando cómo lo has logrado te tiraras por la ventana. Dejaras a tu amigo totalmente sorprendido.

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