El muñeco verde comienza su cuenta atrás y el paso de cebra abarrotado de gente no deja mucho sitio para mi bici. Por el único hueco que queda avanzo lentamente y veo que una chica se acerca en otra bici en sentido contrario. Giro el manillar a la izquierda y ella también, intento evitarla girando a la derecha. Intento esquivarla pero es inútil, nuestras ruedas parecen dos imanes que se acercan sin remedio, pareciera como si hubieran puesto un enorme espejo en medio del paso de cebra y solo viera una réplica de mis movimientos. A apenas 5 centímetros no tengo más remedio que parar. Ella también lo hace, me sonríe y se vuelve a montar en la bici dejándome a su izquierda por fin sin peligro de colisión. Me vuelvo para mirar como se aleja mi chica-reflejo. Los coches comienzan a pitar.
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