miércoles, 28 de enero de 2015

Bob Dylan halla por fin las respuestas de Blowin' in the Wind


Robert Allen Zimmerman, más conocido como Bob Dylan ha sorprendido a propios y extraños en su último concierto cuando, al llegar los bises, ha interrumpido la interpretación de su famosísima canción Blowin’ in the Wind en la última estrofa y en lugar de decir con su inconfundible voz nasal “The answer, my friend, is blowin’ in the wind”, ha cantado “the answer, my friend, is… five!”.

Dylan durante el concierto
“Llevaba 50 años buscando las jodidas respuestas a las preguntas de la canción y por fin las he encontrado”, ha declarado Dylan con entusiasmo entre bastidores. “Hice la canción para que alguien me ayudara pero al final lo tiene que hacer uno todo”, ha añadido con cierto enfado.

Los fans, que pensaban que toda esa retahíla de cuestiones eran preguntas retóricas, han quedado visiblemente decepcionados y ahora se muestran inquietos ante la posibilidad de que la canción Like a Rolling Stone esté dedicado a una piedra. “Igual no era tan profundo como pensábamos”, ha señalado uno de sus seguidores justo al salir del concierto.

Dylan ha reconocido que su aire distraído se debía a que se llevaba “todo el puto día” pensando para hallar las respuestas de “Blowin’ in the wind”. “Ahora no sé que voy a hacer con tanto tiempo libre, quizás hacer crucigramas”, concluye.

El cantautor estadounidense de momento no piensa cambiar el título del tema pero muestra dudas acerca de que tenga sentido seguir interpretándola en sus concierto después de haber averiguado la solución sin ayuda alguna.

lunes, 26 de enero de 2015

Meteorólogo malhablado


Justo después de dar el parte, el meteorólogo prosiguió con una retahíla de insultos.


lunes, 19 de enero de 2015

Hermosa tragedia

Bip, bip, bip… El sonido de la UCI es constante y monótono. Las máquinas transmiten su pitido incesante anunciando que siguen manteniendo con vida a los pacientes que descansan en las camas. 

De repente los “bips” de una de las máquinas empiezan a sonar descompasados y la enfermera de guardia se acerca para ver qué ocurre. No le da tiempo a averiguarlo cuando otra de las máquinas parece descompasarse también. La enfermera llama urgentemente al médico mientras todas las máquinas, como si se contagiaran una a la otra, empiezan a sonar cada una a su bola, a un ritmo diferente e incluso modulando su volumen y la tonalidad de sus “bips”. Lo que al principio parece un caos melódico en seguida se convierte en una armonía reconocible cuando el médico entra por la puerta. 

–Eso es… Garota de Ipanema –avisa con sus pocos conocimientos de música brasileña. 

–¡Qué canción tan bonita! –dice la enfermera. 

Inmediatamente y ante tan extraño y hermoso suceso, llaman al director del hospital. Éste se presenta antes de que termine la famosa canción de Jobin y Moraes y, como es muy listo (por eso es director), propone una teoría: 

–Las máquinas han tomado conciencia de sí mismas y nos están brindando arte dentro de sus pocas posibilidades. Su primera manifestación de vida está siendo su ideal de belleza. ¡Es hermosísimo! ¿Por qué Garota de Ipanema? Bueno, las compramos a una empresa brasileña… ¡Estamos viviendo un momento único e irrepetible! 

–Sí, pero este momento único e irrepetible acaba de matar a todos los pacientes de la UCI –contesta el médico. 

–Doctor, no sea aguafiestas, no me diga que no se te van los pies con esta música… –dice la enfermera empezando a mover las caderas.
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported.