Cualquiera que te viera sola sentada en aquella terraza con el libro en la mano pensaría que eres una chica interesante y se acercaría a conocerte. Tienes facciones dulces, ojos grandes de mirada azucarada, el pelo recogido excepto dos rizos que juguetean por tu frente dejan ver tu precioso cuello de cisne. Bebes el té a pequeños sorbos mientras nos esperas y, como el sol se está escondiendo detrás de aquel edificio, te pones de nuevo la chaqueta. Como digo cualquier hombre se acercaría a darte calor ya que, si no reparamos en el detalle de que el libro es de Paulo Coelho, pareces interesante.
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