martes, 12 de junio de 2012

Obsoleto

Conocí a mi actual novia a través de Facebook. Era amiga de una amiga y la añadí como amiga porque me gustó su foto. A partir de ahí comenzamos a hablar hasta que ella descubrió que se entendía mejor conmigo que con su novio. Yo soy su cuarto novio.
De su primer novio me ha contado que lo quería mucho y que hablaban todos los días por teléfono, hasta que ella se compró un teléfono móvil y, como su novio no tenía móvil, comenzó a hablar más con un amigo suyo que sí lo tenía. Al poco tiempo dejó a su novio y empezó a salir con su amigo que se llamaba Enrique.
Todo parecía ir bien pero, para ayudarla con sus estudios, sus padres le compraron un ordenador. Sus amigas insistieron en que se instalara un programita llamado Messenger, que todas la tenían y era la mejor forma para comunicarse. También tenían ese programita algunos hombres y uno de ellos le levantó la novia a Enrique que, lamentablemente, no tenía ordenador.
Y aquí estoy con mi actual novia, en la tienda de nuestra compañía de móvil. Ella quiere un móvil con tarifa de transferencia de datos para poder instalarse WhatsApp, dice que para hablar con sus amigas, que todas lo tienen.
-¿Tú no quieres ponerte WhatsApp en el móvil? –me pregunta.
-No gracias, no le veo utilidad.

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