En el sueño una compañera de trabajo le decía a Ezequiel que iba a ir a la boda de Grecia que se celebraba el 11 de julio. Ello no sorprendió a Ezequiel que ya sospechaba que Grecia tenía novio aunque nunca se lo había dicho a él personalmente y por ello todavía albergaba esperanzas. Ezequiel se dijo que era una buena oportunidad de preguntarle a Grecia por fin por ese chico misterioso. Se sentó en el sofá que curiosamente había aparecido en medio de la oficina y en el que ella estaba sentada, intentando infructuosamente no entrelazar sus piernas con las suyas.
-¿Qué? Me he enterado que te vas a casar…
-Así es –dijo ella con una inmensa sonrisa.
-Bueno… ¿Y quién es él?
-Es de Valladolid y…
-Espera, espera –dijo Ezequiel en el sueño-, no se dice Vallalodid se dice Valladolid, Va-lla-do-lid. ¿Pillas la diferencia? –preguntó a pesar de que Grecia lo había dicho perfectamente, en ese momento Ezequiel se sintió terriblemente pedante.
-Sí, de Va-lla-do-lid –repitió Grecia-. Es un chico tranquilo, callado… -dijo Grecia pensativa, a Ezequiel esos atributos le parecieron curiosos porque eran precisamente los suyos-. Es como Cádiz en octubre.
-Ajá… Me parece muy bien –dijo Ezequiel que no pudo apreciar en todo su esplendor la comparación porque nunca había estado en Cádiz en octubre y, de hecho, nunca había estado en Cádiz-. ¿Y os casáis el 11 de julio? ¿Tan pronto?
-Sí. Estábamos en una freiduría y cogió un calamar frito, me lo puso en el dedo y me pidió que me casase con él. ¿Qué te parece?
-¿Qué me parece? ¿Qué me parece? ¡Es lo más cutre que he oído en mi vida! –gritó Ezequiel exaltado.
-¡Eh! ¡Oye! A mí me pareció bonito.
-Sí, me alegro por ti, me alegro por ambos y lo respeto, pero es lo más cutre que he oído en mi vida –volvió a repetir.
En ese momento se despertó.
-¿Qué? Me he enterado que te vas a casar…
-Así es –dijo ella con una inmensa sonrisa.
-Bueno… ¿Y quién es él?
-Es de Valladolid y…
-Espera, espera –dijo Ezequiel en el sueño-, no se dice Vallalodid se dice Valladolid, Va-lla-do-lid. ¿Pillas la diferencia? –preguntó a pesar de que Grecia lo había dicho perfectamente, en ese momento Ezequiel se sintió terriblemente pedante.
-Sí, de Va-lla-do-lid –repitió Grecia-. Es un chico tranquilo, callado… -dijo Grecia pensativa, a Ezequiel esos atributos le parecieron curiosos porque eran precisamente los suyos-. Es como Cádiz en octubre.
-Ajá… Me parece muy bien –dijo Ezequiel que no pudo apreciar en todo su esplendor la comparación porque nunca había estado en Cádiz en octubre y, de hecho, nunca había estado en Cádiz-. ¿Y os casáis el 11 de julio? ¿Tan pronto?
-Sí. Estábamos en una freiduría y cogió un calamar frito, me lo puso en el dedo y me pidió que me casase con él. ¿Qué te parece?
-¿Qué me parece? ¿Qué me parece? ¡Es lo más cutre que he oído en mi vida! –gritó Ezequiel exaltado.
-¡Eh! ¡Oye! A mí me pareció bonito.
-Sí, me alegro por ti, me alegro por ambos y lo respeto, pero es lo más cutre que he oído en mi vida –volvió a repetir.
En ese momento se despertó.
Jeje. ¿Has soñado esto?
ResponderEliminarTal cual.
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