Acabamos de descubrir que Sydney Walters no se llamaba Sydney, ni era neozelandes, sino que se llamaba Andrew o Agustín y nació en Los Ángeles. Sé que muchos de vosotros estaréis pensando que esta historia es una estafa pero la mayoría de vosotros seguro que no estáis pensando nada. De todas formas además todavía nos queda saber por qué Sydney se fue de su país y llegó a ser funcionario en Nueva Zelanda. En primer lugar nos remontaremos a sus años como opositor. De nuevo descubrimos como la genialidad de Sydney le sirvió para abrirse paso en la vida y es que la inclusión de este ciudadano norteamericano en los exámenes para funcionario fue como introducir una especie extranjera en un ecosistema que no le corresponde ya que, al ser Nueva Zelanda un país bastante aislado al resto, era “virgen” en el tema de las chuletas. Según James Peterson, que en los años 60 era examinador del estado, “los estudiantes entraron en el aula, bailamos la típica haka previa a un examen y se sentaron. En ese momento uno de los alumnos sacó el libro con todas las respuestas delante de todos y empezó a copiar descaradamente. Era la primera vez que los examinadores veíamos algo así y no supimos como reaccionar”. En aquel año (1965 siempre según James Peterson) nunca nadie había copiado en Nueva Zelanda, ni en el colegio, ni en el instituto o la universidad y ni mucho menos en una oposiciones. “recuerdo el nombre de aquel hombre” prosigue Peterson “ya era una persona adulta, debía rondar los 40 o 50 años, su nombre me chocó, era algo algo así como Sydney o Disney. Lo llevamos ante un tribunal pero no había motivos para suspenderle, como nunca nadie había copiado no existían leyes que impidieran copiar, aunque lo curioso es que si existieran leyes que impidieran chuparte tu propio codo”. En Nueva Zelanda el hecho de que Sydney aprobase copiando fue como abrir la caja de pandora y al año siguiente todos los estudiantes copiaron en sus exámenes después de oír la noticia de que alguien había aprobado copiando. Evidentemente ya se habían aprobado leyes contra los estudiantes tramposos y todos suspendieron en el que es conocido en Nueva Zelanda como el año de la calabaza (aunque no tuvo nada que ver con los suspensos sino a la superproducción de aquella planta ese año).
Continuara...
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