El capataz, Leopoldo Ordóñez, se declara
“falto de ideas” y se disculpa tras la procesión.
Este Domingo de
Ramos en Sevilla ha dejado una de las anécdotas más curiosas que se recuerdan
desde que, allá por siglo XVI, a la Iglesia le diera por sacar sus imágenes a
la calle para luchar contra el protestantismo. La anécdota ocurrió cuando la
procesión dirigida por el capataz Leopoldo Ordóñez estaba a punto de terminar
su estación de penitencia y entrar en la Catedral de la capital andaluza. Fue
entonces cuando Leopoldo solicitó a los costaleros un último esfuerzo en la “levantá”
diciendo con voz clara y profunda que todo el mundo pudo oír: “vamos a hacer esta
última levantá por… por… ¡porque sí, por mis santos cojones!, ¡al cielo con
ella!”.
El propio
capataz ha pedido disculpas justo después de la procesión y ha justificado su dedicatoria
declarando que “me había quedado sin ideas tras dedicar las anteriores levantás
a toda mi familia, la de los costaleros e incluso cada uno de los ciento cincuenta
fallecidos del accidente aéreo de Los Alpes, incluyendo el copiloto. Ya no me
quedaba nadie y no la iba a dejar sin dedicatoria…”. “Me gusta ser original y
no repetirme”, ha añadido tras la insistencia de los periodistas.
Algunos de los
perplejos costaleros, que por supuesto cumplieron la orden del capataz aunque
no estuvieran totalmente de acuerdo con la dedicatoria, se han atrevido a
mencionar off the record que “por lo menos ha incluido la palabra santo en la
dedicatoria y así la cosa no ha sido demasiado sacrílega”.
Leopoldo ha
prometido prepararse mejor las dedicatorias para el próximo año, “pero es que
entre las misas, las reuniones de la hermandad, los besamanos, el arreglo del
traje y comprar gomina no te queda tiempo para casi ná”, ha declarado.
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