martes, 11 de agosto de 2009

No es fácil ser escritor


No es fácil ser escritor. El primer paso es ser capaz de decir que eres escritor. Yo pensé que sería sencillo, además de más interesante y atractivo para las mujeres, decir que soy escritor en lugar de administrativo. Por más que me lo intento no consigo a imaginar a una mujer suspirando con mis cuentas anuales recién auditadas en la mano y diciendo “¡qué bien contabiliza!”. Aunque, por otra parte, por más que lo intento tampoco consigo a una mujer. Llevo algún tiempo diciendo que cuando me pregunten en qué trabajo contestaré que soy escritor y, por raro que parezca, bastante gente anda interesada en saber a qué me dedico porque me lo han preguntado bastante y al final siempre acabo diciendo que soy administrativo. ¿Y por qué es tan difícil? Es que me imagino la conversación que viene detrás.
- ¿De verdad eres escritor? ¡Qué interesante!
- Sí, ya ves... ¿nos vamos a la cama?
- Espera un momento, dime qué escribes.
- Escribo cuentos.
- ¿Qué tipo de cuentos?
Esta pregunta me desespera. ¿Qué tipo de cuentos? ¿A qué se refieren? ¿Basados en qué clasificación? ¿Acaso le preguntaban a Borges qué tipo de cuentos escribía?
- Pues cuentos así cortitos... graciosos. Al menos pretendo que sean graciosos. Lo de cortitos lo consigo siempre.
- ¿Y has publicado algún libro?
Aquí viene el problema. Como no he publicado nada, al final la chica piensa que me he inventado eso de ser escritor para llevármela a la cama (no sé de donde sacaría eso) y, por eso, siempre acabo diciendo que soy administrativo, de lo cual nadie requiere una prueba feaciente, sin embargo para ser escritor necesitas haber publicado algo.
Por eso me he planteado publicar un libro. Aquí viene el segundo escollo para ser escritor. Las editoriales son como mujeres a las cuales debes agasajar con tus mejores lineas y cuando ellas te rechazan te rompen el corazón. Incluso hay escritores como John Kennedy Toole que se suicidó ante la negativa de las editoriales de publicar su maravillosa novela La conjura de los necios. Otro caso destacado de rechazo editorial es el de Marcel Proust con su En busca del tiempo perdido, aunque en este caso fue más que justificado e incluso fue premiado por la Academia Sueca otorgándole el Nobel de Literatura a André Gide, la persona que rechazó en un primer momento la obra de Proust.
Sin embargo hoy en día estos escritores no habrían tenido ningún problema en publicar sus obras ya que, gracias a internet, existen varías paginas que te permiten publicar tu propio libro, fabricándolo y vendiéndolo bajo demanda. En fin, si las editoriales son como mujeres, esta solución es como si te... sí, eso que estáis imaginando.
Y bueno, por supuesto también está el tema de que hay que saber escribir.

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