viernes, 8 de junio de 2012

Mariposa

Es cierto, no se me daba bien. Cuando llegaran a casa todos mis compañeros enseñarían a sus padres las mariposas que habían cazado en la excursión.
-¿Cómo ha ido hijo? ¿Has cogido alguna mariposa?–me pregunta mi madre.
En el campo todas las mariposas fueron demasiado rápidas para mí, pero cuando entré en el portal vi una que no se me podía escapar.
Cuando saqué de mi bolsillo aquella mariposa de color rojo que encontré subiendo por la pared mi madre dio un grito. No fue de emoción.

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