lunes, 26 de abril de 2010

La Coca-Cola Light no desaparece (¡albado sea Dios!)

Los últimos anuncios de Coca-Cola desmienten el absurdo rumor que circulaba no sé dónde (yo nunca lo había oído), de que la Coca-Cola Light va a desaparecer del mercado. El impacto de esta noticia en mí ha sido mínima sin embargo al desmentir esta leyenda urbana se confirman todas las demás leyendas urbanas que la compañía Coca-Cola no ha desmentido:
- Que Santa Claus tenga el traje rojo es obra de la publicidad de Coca-Cola.
- La Coca-Cola contiene cocaína.
- La Coca-Cola es un efectivo anticonceptivo.
- Si echas un diente en Coca-Cola y la dejas toda la noche se disuelve el diente.
- Si mezclas aspirina y Coca-Cola pillas un colocón.
- Uno de los compuestos de la Coca-Cola Zero produce cáncer.
-Dos niños brasileños murieron tras tomarse una Coca-Cola después de un caramelo Mentos.
- La Fanta la inventaron los Nazis.
- La Coca-Cola es utilizada por la policía de Estados Unidos para limpiar las manchas de sangre de los asesinatos y accidentes.
- Originalmente la Coca-Cola era verde.
-La compañía Coca-Cola contrató a paramilitares en Colombia para asesinar a sindicalistas.
- La escritura cursiva de Coca-Cola en las botellas incluye la imagen de un hombre esnifando cocaína.
- Una de cada cinco latas de Coca-Cola está envenenada con antrax por parte de Al-Qaeda.

A la espera de que las desmientan me las creeré todas.

viernes, 23 de abril de 2010

Corrector de la verdad

Lo malo (o lo bueno) de los correctores de los procesadores de texto es que solo corrigen la ortografía, pudiendo escribir algo totalmente erróneo mientras esté gramaticalmente bien escrito. Por ejemplo puedo escribir que te quiero y no podría escribir que te odio cuando probablemente lo segundo está más cercano a la realidad que lo primero. El profesor de la Universidad de Utah, Max E. Singleton, ha inventado un nuevo corrector que arregla este problema. Unos sensores, instalados en el ordenador gracias al puerto USB y conectados a las muñecas, el cuello y el aparato genital del escritor, funcionan como “máquina de la verdad” corrigiéndolo en el caso más que probable de que esté mintiendo. Según el propio profesor Singleton “se me ocurrió la idea cuando leí la carta de mi niño a Papá Noel en el que decidía que se había portado bien, el muy cabroncete”.
Aunque el invento está todavía en fase de pruebas muchos organismos se han interesado por él, desde empresas e instituciones públicas, pasando por los juzgados, donde serviría de gran ayuda para obtener confesiones esclarecedoras por parte de los acusados, aunque según algunos expertos legalmente no se podría poner ninguna traba en el caso de que el acusado prefiriese un boli bic. Algunas empresas han mostrado muchísimo interés en obtener estos aparatos para recibir informes absolutamente incuestionables de parte de sus trabajadores, sin embargo parece poco probable que piensen usarlos para emitir informes a sus accionistas. Hasta el momento, según hemos sabido, tampoco ningún medio de comunicación ha estado interesado en usar este invento para redactar sus noticias.
Y hasta aquí mi entrada del blog, escrita sin corrector de la verdad.
P.D.- Te quiero.

martes, 13 de abril de 2010

La chica del autobús

Por la tarde, después de comer, cojo el autobús para volver al trabajo. Lo cojo en la primera parada así que siempre tengo asiento y normalmente puedo elegir el que mejor me viene para apoyar el codo en la ventanilla y echarme a dormir mi pequeña siesta. No es un sueño profundo, por ejemplo nunca me he pasado de parada. Normalmente cada parada del autobús me hace despertarme un poco lo cual me da tiempo para ver donde estoy y comprobar las miradas envidiosas de los otros pasajeros que sin duda también les gustaría disfrutar de un sueñecito y que anhelan mi capacidad de quedarme dormido en cualquier circunstancia. Algunos sonríen cuando me ven despertarme.
La vi por primera vez en la parada entre Los Arcos y La Cruz del Campo. Me desperté confuso sin saber donde estaba y miré a todos lados. Ella también dormía justo en el asiento que daba a la ventanilla del lado contrario del autobús. Me quedé un poco embobado mirándola, no porque fuese guapa, que lo era, sino por la tranquilidad y paz que transmitía su letargo. Ella se despertó y se dio cuenta de que la miraba. Me volví a acomodar en la ventanilla y seguí durmiendo.
Pocos días después, mientras soñaba plácidamente con que se estrellaba un avión contra la iglesia que está delante de mi casa, note que una mano en el hombro me despertaba. Era aquella chica como habréis adivinado.
-¿Puedo dormir contigo?
Desde entonces empezamos a dormir asiento con asiento. Nunca hablábamos, solo dormíamos hasta que cada uno llegaba a su parada. A veces apoyaba su cabeza en mi hombro y otras veces era yo el que me recostaba sobre ella. El sueño con ella era mucho más placentero y aunque reconozco que debíamos montar un espectáculo curioso para el resto de pasajeros no nos importaba, al menos a mi no me importaba y a ella creo que tampoco.
Fui yo quien lo estropeó. Un día antes de mis vacaciones, sabiendo que no iba a poder dormir con ella los próximos quince días decidí hacerle un regalo. Como no conocía muy bien sus gustos decidí regalarle una almohada. Le di el regalo sin decirnos nada justo antes de bajarme del autobús. Ella me hizo un gesto con la mano cuando me bajé, era la primera vez que se despedía de mí, ella normalmente seguía durmiendo cuando yo me bajaba. Nunca más se volvió a sentar a mi lado. Mi teoría es que entendió mal el regalo, que ella pensó que le daba una almohada porque no quería que me usase más como tal, pero nunca le he preguntado porque la veo tan dulce y tan dormidita con su almohada que me da pena despertarla.

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