martes, 7 de octubre de 2014

Gregario

La fila de gente era enorme ya cuando Gregario llegó. Se colocó a la cola, no sin antes preguntar al que le precedía si él era el último y se puso de puntillas a ver si conseguía divisar a sus amigos. En seguida más gente se puso detrás suya y Gregario se sintió algo aliviado por no ser el último.

“Si consiguiera ver a mis amigos intentaría que me colaran” pensó Gregario cada vez más nervioso. Le fastidiaba que sus amigos llegaran antes hasta el final y él estuviera solo. En un momento de despiste del grupo que le precedía, Gregario avanzó un poco más deprisa para colocarse delante pero no fue lo suficientemente sigiloso.

–¡Eh, tú! No te cueles –le dijo uno de ellos dándole un empujón que colocó a Gregario en su posición anterior.

–Perdona, no me había dado cuenta –mintió.

La cola avanzaba lentamente y Gregario cada vez estaba más nervioso. Sus amigos probablemente hacía tiempo que ya habían llegado al final y él seguía ahí. Además escuchaba como los que tenía justo detrás especulaban con la posibilidad de que ya hubiera tanta gente que lo hubiera hecho, que la caída fuese demasiado pequeña debido a la acumulación de gente. Las sospechas se confirmaron cuando algunos que había llegado al final estaba volviendo diciendo que no había nada que hacer, que ya estaba el fondo lleno.

La confusión empezó a crecer en la cola, mientras que Gregario, frustrado, corría buscando a sus amigos. Ya era tarde, sus amigos se habían tirado por un puente y él seguía allí, tal como habían predicho sus padres.

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