miércoles, 4 de abril de 2012

La gran equivocación

Desde entonces no volvió a ser el mismo. Antes era una persona hecha de otra pasta, concretamente de tallarines. Su madre siempre le advertía:
-Alfonsito, nunca, nunca, jamás te bañes en agua caliente porque engordarás y entonces no te cabrá la ropa.
Pero aquel día hacía demasiado frio y no pudo resistirlo. Además, internamente, siempre había querido saber que se sentía con un baño de agua caliente. La gente decía que era muy relajante.
Encendió el termo y abrió el agua caliente al máximo de temperatura. Metió la mano hasta la muñeca y una agradable sensación que podríamos describir como “al dente” recorrió todo su cuerpo. Sin pensarlo dos veces se tumbó en la bañera y, debido a lo a gusto que estaba, se quedó dormido.
Ahora se ríen de él en la comisaria. Dicen que es un policía demasiado blando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 3.0 Unported.