martes, 28 de junio de 2011

Manzanas (y 3)

Cuando entré de nuevo en el coche oficial no estaba seguro de si debía compartir la información que acababa de obtener de primera mano a mis clientes. Decidí que era algo demasiado importante como para que yo mismo se lo dijera así que se me ocurrió, aprovechando el silencio que estaba provocando el aperitivo, poner la radio.
-¿Les importa si pongo la radio? –dije.
-Me parece que ha tenido usted una excelente idea –dijo el señor presidente mientras engullía su “tigreton”.
Encendí la radio e inmediatamente empezó a sonar la retransmisión de un partido de futbol. Pretendí cambiar de emisora pero el Señor Presidente no estaba muy de acuerdo.
-Dejelo, déjelo, que juega el Madrid –me dijo mientras las ondas hertzianas andaban en busca de la siguiente emisora.
-Pensé que a personas de su responsabilidad les gustaría escuchar las noticias.
-Estamos bastante cansados de eso, además si pasa algo importante Charli nos avisa.
-¡Acaba de marcar Kaká! –dijo Charli.
Estuve esperando a que el partido perdiera el interés pero a Kaká le dio por hacer el partido de su vida y marcar cinco goles. La comitiva que transportaba se encontraba entusiasmada sin saber que se dirigían a una muerte casi segura por ingestión de manzanas envenenadas. La madrastra de Blancanieves seguro que se sentiría satisfecha. Finalmente el guardaespaldas me dijo que cogiera la siguiente salida y llegamos al lugar de destino. Mientras los pasajeros bajaban saqué fuerzas de flaqueza y detuve en el último instante al Señor Presidente, cuando ya los demás habían bajado.
-Señor Presidente.
-Agustín, ya le he dicho que me tutee.
-Perdón Presidente, pero hay algo importante que debe saber antes de comerse esas manzanas.
-Dígame.
-Vera, es por mi compañero, al que estoy sustituyendo en este servicio. Resulta que él comió de esas manzanas y bueno… ahora está muerto.
-¡Ah! ¡Eso! No se preocupe buen hombre, le contaré un pequeño secreto –dijo mientras abría de nuevo su maletín y extraía una manzana de ella-. Traemos nuestras propias manzanas. ¡Acaso creía que íbamos a arriesgarnos! Para que usted vea, en Noruega no solo tienen salmón, también tienen manzanas. ¡Y sanísimas oiga!
-Pero… pero entonces… -logré tartamudear mientras el Señor Presidente cerraba la puerta del coche oficial.
Mientras esperaba a que volvieran busqué las noticias en la radio: “…y a esta hora el señor presidente y la responsable de agricultura se encuentran en Villamanzana de Arriba donde está degustando algunas manzanas de la región, la razón: demostrar que son infundados los rumores de que el exceso de pesticida en las manzanas es lo que ha provocado las decenas de muertes por intoxicación en el país. El último fallecido ha sido un varón de 45 años, conductor de profesión…”.
Me sentía terriblemente angustiado pero lo estuve todavía más cuando el Señor Presidente anunció a bombo y platillo: “…lo que este país necesita es austeridad, desde hoy puedo anunciar la siguiente promesa electoral: si ganamos en las próximas elecciones suprimiré todos los coches oficiales…”.

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