martes, 25 de enero de 2011

Técnica de inundación

En cuanto Alfredo dio la vuelta a la esquina y vio el coche de bomberos supo que es lo que debía hacer: subir a la maldita escalera. Le dejaron totalmente noqueado. Había sido una mañana muy tranquila, pensaba que desde que se apuntó a aquella clínica para superar su fobia había hecho grandes logros, pero en ese momento el mundo se le cayó encima. Su padre fue bombero durante 30 años pero nunca imaginó que se subiría en uno de esos malditos trastos.
-¿Recuerdas lo que sentiste cuando miraste por la ventana de la torre?- le preguntó la doctora que le estaba tratando la fobia a Alfredo-. También estabas muy asustado. Vamos a intentarlo. Si llega un momento en el que crees que no puedes continuar yo te pediré que recapacites y que lo intentes de nuevo y, si no quieres, bajaremos. Sabes en qué consiste nuestra técnica radical para superar las fobias. Te pondremos de forma masiva frente a la situación que temes. Los resultados que se obtienen son impresionantes siempre que logres hacerlo. La llamamos “técnica de inundación”.
Después de pensarlo unos instantes mientras resoplaba Alfredo salió andando en dirección a la escalera del coche de bomberos y dijo:
-No te prometo nada ¿vale? No prometo nada.
-No tienes que hacerlo- respondió la doctora siguiéndolo.
-Esto es una verdadera putada- se quejó.
Alfredo y la doctora subieron a la barandilla de la escalera, que aun estaba a ras de suelo y mientras subía poco a poco la doctora iba hablando y tranquilizándolo.
-De acuerdo, mira hacia abajo. Nos estamos moviendo.
-Si… ¿Qué demonios pasa ahí? Esto está inclinado, ¿es normal?
-Tranquilo, ¿qué es lo peor que te podría pasar?
-¡Estoy aterrorizado! ¡Por el amor de Dios!
-Sí, avísame si quieres parar, ¿de acuerdo?
-¿Has subido en uno de estos antes?
-No.
-Estupendo, era lo que necesitaba oír...
-Es la primera vez para los dos.
-Sí, tenemos que mantener las apariencias ¿no?- decía Alfredo cada vez más nervioso.- ¡Oh! ¡Oh! ¡Madre mía! ¡Hay mucho viento!
-Sí.
-Nos estamos balanceando.
-Un poco.
-¡Nos estamos balanceando!
-Tranquilo Alfredo. Ya hemos llegado a lo más alto. Sabes lo que tienes que hacer ahora ¿Lo sabes?
-Me lo imagino.
-Sé que esto no es agradable.
-Me estoy mareando, tengo nauseas.
-No te marees. Mira ese punto, no muevas los ojos demasiado rápido.
-¡Todo se mueve! ¡Estoy perdiendo el control! ¡Por favor, bájame! ¡Bájame!
-No Alfredo, ya has llegado hasta aquí y no puedes echarte atrás. Concéntrate en ese punto y tírate.
-¡No! ¡Por favor!
-Lo siento Alfredo, peso es necesario para que consigamos que termines la terapia, en la clínica me piden un número mínimo de casos resueltos.
Y de un empujón la doctora consiguió que Alfredo superase su fobia a la muerte.

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