lunes, 19 de enero de 2015

Hermosa tragedia

Bip, bip, bip… El sonido de la UCI es constante y monótono. Las máquinas transmiten su pitido incesante anunciando que siguen manteniendo con vida a los pacientes que descansan en las camas. 

De repente los “bips” de una de las máquinas empiezan a sonar descompasados y la enfermera de guardia se acerca para ver qué ocurre. No le da tiempo a averiguarlo cuando otra de las máquinas parece descompasarse también. La enfermera llama urgentemente al médico mientras todas las máquinas, como si se contagiaran una a la otra, empiezan a sonar cada una a su bola, a un ritmo diferente e incluso modulando su volumen y la tonalidad de sus “bips”. Lo que al principio parece un caos melódico en seguida se convierte en una armonía reconocible cuando el médico entra por la puerta. 

–Eso es… Garota de Ipanema –avisa con sus pocos conocimientos de música brasileña. 

–¡Qué canción tan bonita! –dice la enfermera. 

Inmediatamente y ante tan extraño y hermoso suceso, llaman al director del hospital. Éste se presenta antes de que termine la famosa canción de Jobin y Moraes y, como es muy listo (por eso es director), propone una teoría: 

–Las máquinas han tomado conciencia de sí mismas y nos están brindando arte dentro de sus pocas posibilidades. Su primera manifestación de vida está siendo su ideal de belleza. ¡Es hermosísimo! ¿Por qué Garota de Ipanema? Bueno, las compramos a una empresa brasileña… ¡Estamos viviendo un momento único e irrepetible! 

–Sí, pero este momento único e irrepetible acaba de matar a todos los pacientes de la UCI –contesta el médico. 

–Doctor, no sea aguafiestas, no me diga que no se te van los pies con esta música… –dice la enfermera empezando a mover las caderas.

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