miércoles, 20 de marzo de 2013

Ciencia para idiotas: Los tardígrados


Los tardígrados, llamados comúnmente osos de agua debido a su aspecto, son unos animalitos invertebrados microscópicos que habitan en el agua y poseen ocho patas (como los osos…).

Los tardígrados fueron descritos por primera vez por Johann August Ephraim Goeze en 1773 (y por mí por última vez). El término tardígrado significa “de paso lento” y fue dado por Lazzaro Spallanzani  en 1777 justamente debido a la lentitud de este animal ya que es imposible quedar con ellos y que lleguen a su hora.

Los tardígrados salen en las pelis de Disney
pero son tan pequeños que no se ven.
Los tardígrados más grandes pueden verse a simple vista si no eres miope porque llegan a alcanzar un largo de 1,5 mm. Bueno, a simple vista es un decir, te tienes que fijar bastante. Los más pequeños pueden medir 0,05 mm y no suelen llamar la atención a no ser que te griten directamente en la oreja.

Se conocen más de 1000 especies de tardígrados (por lo menos 1002) y habitan especialmente en la humedad que recubre musgos y helechos, aunque también llegan a habitar aguas oceánicas o de agua dulce, no habiendo virtualmente rincón del mundo que no pueblen, como la Atlántida, Cortilandia o el cajón de tus calcetines.

Los tardígrados se alimentan de bacterias, algas, criptógamas, rotíferos, nematodos y otros invertebrados microscópicos, pero no hay evidencias científicas de si los cocinan o se los comen crudos. Mi teoría, al ser anímales eminentemente acuáticos, es que los preparan marinados.

Tal vez la cualidad más fascinante de los tardígrados es su capacidad, en situaciones medioambientales extremas, de entrar en estados de animación suspendida. Mediante un proceso de deshidratación pueden pasar de tener el habitual 85% de agua corporal a quedarse tan solo con un 3% y eso sin hacer ningún tipo de deporte ni pasear por Sevilla un verano a las 4 de la tarde. En ese estado el crecimiento, la reproducción y las ganas de comer chocolate se reducen o cesan temporalmente y así pueden pasar 100 años o más. A mediados del siglo XX, el científico colombiano Guillermo Nossa echó agua sobre algunos tardígrados secos que estaban sobre la hoja de un helecho que llevaba seca en un museo desde el siglo XVII y éstos se despertaron, se cagaron en los muertos de Guillermo Nossa y siguieron su vida normalmente. Esta resistencia permite a los tardígrados sobrevivir a temporadas de frio y sequedad extremos, radiorresistencia a la radiación ionizante y resistencia al calor, la polución y los discos de Maná. Existen estudios que demuestran que, en estado de metabolismo indetectable, pueden sobrevivir a temperaturas que oscilan entre los -272º C y los 149º C, así como, al igual que Bukowski, a la inmersión en alcohol puro.

En septiembre de 2007 se lanzó una sonda espacial y en ella fueron colocados un grupo de tardígrados. Se comprobó que no solo sobreviven a las condiciones del espacio exterior, sino que incluso mantuvieron su capacidad reproductiva, por lo que se les considera el ser vivo más resistente y que más cachondo le pone una noche estrellada.

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