El jet lag de unas aves migratorias la despertó con su canto a las 3 de la mañana. Raquel, 35 años, vegetariana desde los 12 se incorporó, se puso sus zapatillas de peluche y se levantó de la cama. Su marido, que parecía inmune a cualquier canto de pájaro pero no a que ella se moviera del colchón, le preguntó a dónde iba y ella le contestó que a tomar un vaso de leche. Mientras cogía del cajón el cuchillo jamonero se preguntó cómo era posible que hubiera tenido engañado a todo el mundo durante tanto tiempo.
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Yo no os engaño. Soy vegetariana de verdad, y desde los 11 años!
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