Como lo acababan de despedir ahora tenía más tiempo libre. Se dijo a sí mismo que ahora podría hacer algo con lo que ser recordado después de muerto: escribir un libro o quizás componer una canción. Aquella noche fue de acampada con sus amigos y les contó sus anhelos y sueños, pero fue una noche tan estrellada y hermosa que se sintió infinitamente insignificante ante la inmensidad del cielo. Pensó que, aunque escribiese un libro importante o compusiese una buena canción, esos hechos solo serían recordados unos años y eso no era nada comparado con el universo infinito. La única forma de ser recordado para siempre sería hacer una réplica del universo. Cuando terminó su universo holográfico se dio cuenta de que si él había podido hacerlo seguro que alguien lo habría hecho ya antes y que él no era más que parte de un universo holográfico que había inventado otra persona que tenía mucho tiempo libre porque lo habían despedido. Quizás habría sido mejor buscar trabajo.
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